Hoy vamos a hablar del tomate de mar, una variedad de “tomate” que no puedes ingerir. Es una especie que vive en las zonas rocosas debajo del mar y que, dada su morfología, permite confundirla con la tradicional hortaliza que decora todas las ensaladas que preparas en casa.
Se trata de una especie perteneciente a las anémonas y, aunque su nombre real es Actinia Equina, se lo conoce popularmente como tomate de mar. Tan solo con mirarlo en una de sus formas redondeadas nos recordará al sabroso tomate.
Características del tomate de mar
Comenzaremos hablándote de su peculiar forma que, aunque a partir de ahora será un tomate de mar, esta especie se caracteriza por contar con un cuerpo inicialmente cilíndrico, aunque en determinadas circunstancias puede contraerse y pasar a ser redondeado.
Precisamente esta forma, sumado a su color rojizo, hace que recordemos al tradicional tomate. Sin embargo, no es más que un mecanismo para concentrar todo el agua posible en situaciones donde la marea baja y quedan al descubierto.
Esta capacidad que poseen les permite permanecer en su sitio hasta que el agua vuelve a cubrirlo. Su disco pedal les proporciona cierta movilidad, aunque precisamente no estamos ante una especie amante de los largos desplazamientos.
En su extremo se encuentra la boca, así como sus tentáculos repletos de células urticantes capaces de capturar pequeños peces y toda clase de moluscos que el mar le proporciona. Cuando se ven amenazados o el agua desciende, se retraen y presentan esa peculiar forma tan llamativa.
Se clasifican en varias especies, lo que permite que puedas encontrarlos tanto en un tono rojizo intenso como verde, marrón o incluso morado. Los más conocidos, los rojos, pueden llegar a medir hasta 7 centímetros, mientras que los otros tan solo unos 3. Además, todos ellos cuentan con más de 120 tentáculos repartidos por todos los discos que forman su cuerpo.
¿Dónde vive el tomate de mar?
El tomate de mar suele habitar zonas rocosas como grietas costeras, aunque puede llegar a poblar profundidades de hasta 20 metros. Sin embargo, no es una anémona a la que le guste vivir en colonias, es decir, son bastante solitarios y no les gusta compartir su hábitat con nadie, aunque sean de la misma especie o no molesten, como las esponjas de mar.
No tienen muchas limitaciones en lo que respecta a las temperaturas, ya que podrás encontrarlos en zonas del Atlántico más frío hasta las cálidas aguas del Mediterráneo, además de los océanos Pacifico, índico o el Mar Rojo.
Es curioso comprobar la pelea territorial que mantiene con individuos de su misma especie, ya que son capaces de entablar combate hasta conseguir que uno de los dos se retire. Poseen unos sacos urticantes cuya tonalidad es azulada y que no dudarán en emplear hasta terminar con el “enemigo”.
Tomate de mar: picadura
Como vemos, pese a su aspecto y al igual que la avispa de mar, a la especie Actinia Equina ni debes tocarla ni mucho menos probarla. El tomate de mar es una especie de anémona que, como el resto de su familia, pican. Su veneno puede ser imperceptible en las manos, pero cualquier otra zona del cuerpo más sensible podría verse afectada e irritada por la acción del veneno que contiene.
El tomate de mar es venenoso
Como ya te contamos líneas más arriba, el tomate de mar pertenece a las anémonas, es decir, extraño sería que no produjera picadura. Son un tanto agresivos y territoriales, por lo que no dudarán ni un solo segundo en desprender su veneno en caso de sentirse amenazados.
En el caso de picadura, los cnidocitos que contiene su veneno son capaces de atravesar la piel de una forma relativamente fácil, por lo que no tardarás en sentir cierta irritación y escozor en la zona donde entraste en contacto con ellos.
Lo más recomendable es tratar de revisar la zona afectada y retirar con pinzas cualquier resto de tentáculo que pudiera haber quedado atrapado en la piel. Así como echar vinagre por toda la zona para tratar de neutralizar el efecto del veneno.
Es importante desinfectar la zona, ya que su picadura, al igual que con algunos tipos de algas, podría provocar una infección en la que habría que recurrir a los antihistamínicos para reducir el efecto de la picadura. Aunque esta situación solo se da en los casos más críticos.
Si después de todo esto que contamos alguien se sigue preguntando si el tomate de mar comestible, la respuesta es rotundamente no. El tomate de mar no comestible, ni curdo ni cocinado.
Curiosidades del tomate de mar
Además de su peculiar forma redondeada, la tonalidad y lo reducido de su tamaño, el tomate de mar se caracteriza también por su reproducción/clonación. Pueden hacerlo de forma sexual como asexual, destacando tres formas posibles:
- Laceración pedal. En este caso, el simple desplazamiento de los tomates de mar puede hacer que cualquiera de sus restos desprendidos del disco pedal puedan dar origen a un nuevo integrante de la familia.
- Gemación. Entre los tentáculos podrían desarrollarse unas yemas latentes que, una vez formadas, podrían dar lugar a la aparición de nuevos individuos.
- Escisión. En este caso, cuando el individuo se divide de forma transversal o longitudinal podría generar un nuevo tomate a partir de estos pequeños fragmentos.
Y a modo curioso más curioso todavía, cualquiera de los descendientes creados a partir de estas tres circunstancias, será completamente idéntico genéticamente a su progenitor. Curioso, ¿Verdad?
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