Uno de los árboles más conocidos y queridos por todos. Cuanto más volvemos al pasado, más historietas y recuerdos nos contarán con la higuera como protagonista. Y no es para menos, muchos de nosotros hemos crecido construyendo cabañas en sus fuertes ramas, trepando por ellas y saboreando sus maravillosos frutos.
Hoy hablaremos del cuidado de la higuera, de los consejos que debes tener en cuenta para hacer de tu árbol una auténtica maravilla en el jardín. Y ya no solo gustará su presencia, ya que también podrás darle placer al paladar.
Si tienes uno ya plantado en el jardín o tienes intención de hacerlo, presta mucha atención porque estás a punto de disfrutar de uno de nuestros árboles favoritos. La higuera tiene mucho que ofrecernos y hoy lo vas a descubrir. ¡Vamos allá!
La higuera y sus dos tipos de frutos
“De higos a brevas”, una de las expresiones más comunes y habituales en muchas localidades de nuestro país. El árbol de la higuera permite obtener dos frutos, cada uno de ellos en sus estaciones particulares.
Cuando hablamos de brevas debes saber que son los higos de la temporada anterior que no llegaron a la maduración a causa del frío. En junio y julio se cosechan. Por su parte, entre agosto y septiembre es cuando se recogen los higos.
Aunque de pequeños lo recordábamos más grande, la higuera es un árbol de tamaño medio. Su altura no suele sobrepasar los 4 o 5 metros de altura, aunque algunas excepciones han alcanzado 10.
No obstante, sí crecerá en forma horizontal, ampliando sus ramas e incluso las raíces. Este es uno de los principales puntos que debes controlar, ya que la elección del espacio en el jardín ha de permitir que cuente con metros suficientes como para no crear daños cuando sus raíces empiecen a expandirse.
Hemos visto también cómo plantar una higuera a partir de una rama.
Cuidados del árbol de la higuera
La higuera es un árbol muy generoso, se autoabastece del agua que recibe de la lluvia y generalmente no precisa de unos cuidados especiales. Sin embargo, ya que lo tenemos en el jardín, qué menos que brindarle un mínimo de atenciones.
Asegúrate de que el suelo cuenta con buen nivel de calcio y drenaje. Los terrenos pedregosos son ideales también para su crecimiento, aunque lo más importante será controlar las temperaturas. Se estima que los 18 grados es la temperatura óptima, aunque resisten desde los -7 grados hasta casi los 40.
Si en tu zona no suele llover mucho, riega la base y tierra al menos una vez por semana, para que así una sequía extrema no provoque el caos en sus frutos y estructura. Y si lo vas a podar, asegúrate de no excederte y hacerlo a finales de invierno, en marzo.
Recuerda que si es joven el árbol, debes podar para darle forma, sin pasarte ni abusar de ella. Una vez al año es suficiente. Su peculiar forma y anchura harán de tu jardín un lugar perfecto donde poder disfrutar de los mejores higos y una muy agradecida sombra.
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