Hace unos años, nos advertían de que los plásticos que desechábamos al océano iban a generar muchas más consecuencias de las que podríamos imaginar. Ahora y por desgracia, ese momento ha llegado. Un reciente estudio ha determinado que la presencia de microplásticos en las sales que consumimos es ya una realidad.
El plástico es uno de los mayores enemigos del planeta. Aunque para el ser humano resulta ser un elemento polivalente y “cómodo”, para el entorno es una auténtica amenaza cuya única misión es degradar y contaminar cualquier zona donde se deposite, donde los océanos no son una excepción.
A día de hoy, no existe una normativa clara que regule la presencia de estos plásticos en alimentos de consumo como bien podría ser la sal que se extrae para después ser empleada en nuestras casas.
Más de 8 millones de toneladas de plásticos terminan en el mar cada año
Y eso solo son las cifras oficiales, las cuales distan mucho de la realidad. Entre bolsas, envases, pegatinas y etiquetas, el océano se está convirtiendo en un vertedero de plásticos que afecta a cualquier especie que en él habite, incluidos nosotros.
Los productos alimenticios que consumimos del mar, como bien son los propios pescados o estas sales marinas que extraemos, son blanco fácil para que estos residuos plásticos, de una forma u otra, terminen depositados en ellos.
Y es que, a parte de la archiconocida imagen de la bolsa de la compra navegando sin rumbo sobre el agua, el plástico posee la peculiaridad de estar presente en el entorno de muchas formas, incluida la microscópica, aquella que puede terminar siendo ingerida por especies que después llegan a nuestros platos.
Un reciente estudio confirma la presencia de microplásticos en tres marcas de sal fina marina
Una de las conclusiones obtenidas en el Máster Internacional en Tecnología de Alimentos (MITA), desarrollado en la Facultad de Agronomía de la UBA, Universidad italiana de Parma, es que, en un simple kilogramo de sal corriente, se han hallado entre 5 y 20 micropartículas de plástico.
Si bien la sal añadida en los alimentos ya no es recomendable, ahora tendremos que asumir el riesgo de que, probablemente, estaremos consumiendo también pequeños fragmentos plásticos capaces de causar graves problemas de salud en nuestro organismo.
El estudio, resumido de forma simple y clara, determinaba cómo en una simple prueba donde se diluyen las sales comerciales, aparecían pequeñas partículas de plásticos que, a causa de una legislación inexistente, se encontraban camufladas y listas para ser ingeridas.
“Cada año, unas 8 millones de toneladas de plásticos terminan en los mares, y por la acción de los rayos solares, las olas y las temperaturas, principalmente, se fragmentan en pedazos pequeños. Las partículas de microplásticos que quedan en el agua alteran los ecosistemas marinos e, incluso, podrían afectar la salud humana al ingerir productos alimentarios que provienen del mar. Un ejemplo es la sal marina que se obtiene a partir de la evaporación del agua de mar”.
María Ángeles Guraya es Licenciada en Nutrición por la Universidad del Centro Educativo Latinoamericano, donde también ha participado en el MITA y cuyas declaraciones no dejan indiferente a nadie.
El estudio se ha llevado a cabo mediante el análisis de la sal que se consume en la ciudad argentina de Rosario, aunque podríamos extrapolar los resultados a cualquier rincón del planeta, ya que la presencia y contaminación que generan los plásticos es un problema global que nos afecta a todos.
Conciencia ambiental para combatir la contaminación global
La comunidad científica, incluida Guraya, señalan la importancia de aplicar una normativa firme y severa sobre la industria que sigue contaminando a causa de la producción y tratamiento de los plásticos que consumimos.
Debemos cambiar la mentalidad y buscar alternativas que permitan reducir la cantidad de plástico que termina invadiendo entornos como los océanos. Solo es cuestión de inculcar una nueva forma de consumir y reutilizar, de emplear materiales sostenibles y evitar seguir alimentando a una industria que avanza arrasando los recursos naturales.
Evita el consumo de plásticos y estarás ayudando a reducir la demanda. Busquemos y desarrollemos nuevas formulas para evitar que los microplásticos sigan invadiendo incluso los alimentos que después ingerimos.
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